Las almas débiles y retorcidas se quiebran con facilidad al sufrir o ver el dolor frente a ellas, volviendo a sus dueños en bestias, liberadas de las cadenas de la razón.
Frente a los ojos de Dreik se hallaba Urenai su mejor amiga, su confidente, su compañera y camarada, con un gran agujero en el torso, causado por el gigante puño que lo travesaba. El no pudo concebir nunca que eso pudiera llegar a pasarles, había oído historias de grandes guerreros cayendo en batallas contra esos infra-demonios, pero ellos ya habían salido a cazarlos muchas veces. Esta vez, sin embargo, fue diferente, no solo había mas de ellos, además eran mas poderosos y estaban organizados.
Pero debido al shock Dreik no pudo sentir nada, no pudo pensar nada, el ya no era nada, no mas humano, no mas vampiro, no más vida, solo le quedaba una emoción en ese momento, que empezó a hervir en lo más profundo de su alma, la ira.
Algo se rompió dentro de el mientras veía como Urenai intentaba decirle algo, pero no pudo entenderla por culpa de las graves heridas, solo podía oír los gemidos de dolor y el sonido de sus pulmones usando, a Dreik ya no le importaba nada excepto acabar con esas inmundas bestias, las cadenas de la consciencia, que evitaban que se descontrolara, habían desaparecido.
Sus alrededores se oscurecieron y la luna que iluminaba el rocoso desierto en el que se encontraban, se tiñó de rojo carmesí, Dreik sintió sus fuerzas renovadas, empezó a oír un suave susurro mientras las demás sensaciones se apagaban, nunca le había ocurrido pero algo dentro de él le dijo que debía de repetir ese susurro, como si de un conjuro se tratara.
-Yaaamiraaatsu… -Más que un susurro sus palabras parecían un gruñido.
Al juntar las palmas y luego separarlas, había el mango de una katana en su mano derecha, al sacar la hoja, que era oscura como el abismo más profundo, mató sin vacilación a todos los infra-demonios cercanos, con una simple onda de choque, empezando por el que hirió a Urenai.
No le costó mucho, y pudo hacerlo mas rápido, pero Dreik pensó que merecían sufrir por herir a su amiga, independientemente de que ellos fueran los primeros en atacar. No le fue difícil, un solo corte de esa oscura katana, provocaba que unas llamas oscuras lo consumieran, dejando como único resto las salpicaduras de sangre, una sonrisa sádica apareció en su rostro, hasta que desapareció junto con las extrañas llamas, al oír la tos de Urenai jadeando al respirar.
Cubierto de sangre, Dreik volvió donde se encontraba Urenai, su katana había desaparecido en el momento que recuperó la consciencia, todo lo sucedido le parecía un mal sueño del que deseaba despertar.
Se arrodillo frente a ella y vio que seguía con vida, muy débil pero con vida, esto alegro a Dreik, pero la alegría duró poco, ya que entendió que no le quedaba mucho tiempo a Urenai. ¿Porque no fue solo a cazar?,¿Porque no fue él el herido? La culpa se cernía sobre Dreik y sobretodo la tristeza por no haber podido.
- Tonto...-Urenai levantó lentamente su brazo derecho y limpio las lagrimas del rosto de Dreik.- No te ves para nada lindo cuando lloras como un bebe.
Dreik, no pudo comprender como ella, de todas las personas podía decir eso, y sobretodo en esa situación en la que si no ocurría un milagro iba a morir.
- P-pero... ¡Fue mi culpa! ¡Te hirieron por mi estúpida culpa! -Dreik no pudo contenerse y gritó lo que sentía desde el fondo de su corazón.- Soy un egoísta, os hago venir a ti y a Dare a las cazas para que me sea mas fácil, ademas de para recibir cumplidos de dos lindas chicas, soy lo peor... -Lo dijo todo, ya no había nada que ocultar, no había nada que hacer ya para proteger su orgullo.
- ¿Que tiene de malo querer lucirse delante de quien te importa? -Urenai tosió sangre.- Yo también quería lucirme... -Miró a Dreik con una sonrisa, intentando ocultar su dolor.- ¿Puedo pedirte un último favor?
- ¡NO! no... no será el último favor...-Dreik miro a Urenai a los ojos con tristeza.- Pero... ¿Que quieres?
- U-un beso... -Ella no pudo evitar ocultar su vergüenza.