Vampire Kaos #1 Parte 2


Fenix oscuro, negro con fondo gris


Los ojos de la bestia miraban fijamente a los de la princesa, y estos le devolvían la mirada, pero al contrario de los ojos ámbar de sufrimiento que tenia el, los de ella estaban en tranquilos, como el bosque cuyas hojas le prestaron su color.

Ure, dibujo una tímida sonrisa, algo inimaginable para alguien en ese deplorable estado, esperando la respuesta a la petición que le acababa de hacer a su maestro, a su amigo y confidente. Había ocultado durante demasiado tiempo esos sentimientos, puede que fuera moralmente incorrecto, pero si ese iba a ser su ultimo día en la existencia, al menos quería sentirse correspondida.


-¿E-enserio quieres un beso en un momento así? -Dreik estava nervioso porque no sabia como reaccionar.

-S-S-SI QUIERO!!! -Urenai gritó inconscientemente porque sentía que perdía las fuerzas rápidamente y quería vivir hasta cumplir su deseo.-  Piensa en ello como mi ultimo deseo...

Dreik al ver como Urenai lo miraba anhelando que le concediera su deseo, cedió, pero no solo para complacer a su diligente alumna y sirvienta, si no para, en el peor de los casos, dar una despedida a la mujer que ocupaba su corazón.

Dreik lentamente acerco sus labios, habiendo apartado un mechón del pelo en el rostro de su compañera, para no entorpecer su visión. El corazón de los dos latía mas rápidamente cuanto mas cerca se encontraban, hasta que sus labios se juntaron, pero eso no era lo suficiente para ninguno de los dos y unos segundos después, un lindo beso pasó a un beso de amantes apasionados.

Ninguno necesitaba hablar, los dos lo supieron al ver la reacción del otro, sus sentimientos de amor no solo fueron aceptados, si no totalmente correspondidos, pero, Dreik sintió como Ure perdía mas y mas fuerza hasta casi perder la consciencia, acercándose a su inevitable muerte.

El no podía permitir que algo así sucediera así que no tenia mas opción que transferirle parte de su propia alma, sabia que era arriesgado una alma tan corrupta llevaría a la locura a cualquier mortal, pero su amada no era ni mortal, ni una cualquiera, se trataba de una Archi-Demonio, la cual siempre estuvo con el.

El beso se tornó en un ritual improvisado cuando mordió el labio de la ya inconsciente Ure y le transpasó una parte de su fuerza vita y de su esencia, al no ver resultados las lagrimas empezaron a deslizarse por las mejillas de la joven bestia. Demoró unos segundos y Ure abrió lentamente los ojos, al principio no vio al hombre al que amaba, si no a una criatura , pero cuando su visión se aclaró vio a su amado llorando acurrucado en su pecho.

- Hola hermoso... ¿Que hiciste para traerme de vuelta? -Ure seguía estando cansada pero ni de cerca tanto como antes.

Dreik se sorprendió al oír su voz y sus ojos coincidieron, borrando la tristeza en su rostro.

-U-Ure!! -Dreik la abrazó y la besó, al calmarse un poco junto sus frentes y susurró.- Jamas volveré a permitir que te hagan daño...

Ure se sonrojo al ver esa reacción, no esperaba que fuera a comportarse así.

-Pero... ¿Que ocurrió?

-Te di... parte de mi fuerza y de mi ser... -Dreik se avergonzó y alejo su frente.- Lo siento pero era la única forma de traerte de vuelta...

Dreik se sintió culpable, pero notó como algo suave recorría su mejilla acariciándola, era la mano de Ure con su guante.

-No te disculpes... me diste algo mas que la vida... me diste parte de la persona a la que amo y eso es mas de lo que podía pedir. -Ure sonrió de forma pura y feliz, Dreik no pudo evitar derramar lagrimas de felicidad al saber que ella no lo odiaba por lo sucedido.

Cuando iban a volver a besarse, oyeron un golpe metálico a unos metros de ellos, al mirar vieron una polvareda saliendo de un pequeño cráter que se acababa de formar y de ahí surgió una voz chillona.

-¿Porque estas besando a mi  hermana? ¿Y porque tenéis la ropa rota? ¡Pervertido!

Se trataba de Dareinei, la gemela de Ure y tanto esta como Dreik sabían que les costaría explicar la comprometida situación en la que habían sido encontrados, pero por fortuna, conveniencia o simplemente casualidad los dos se desmayaron en ese páramo desértico rodeados de cadáveres y una diablesa sádica.

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